El bono 210 fue un apoyo económico extraordinario del Estado peruano para trabajadores formales en la etapa posterior a la pandemia. Aunque su entrega principal ocurrió entre 2021 y 2022, en 2025 sigue siendo tema vigente por su impacto administrativo, su efecto social y su influencia en las políticas de compensación.
Para los colaboradores, significó un alivio directo en el bolsillo; para las empresas, dejó claro el valor de llevar registros formales, planillas transparentes y una gestión rigurosa del talento. Hoy, el bono 210 sigue presente como referencia legal, histórica y operativa en auditorías, reclamos pendientes y evaluaciones de cumplimiento.
Además, se convirtió en un punto de análisis para líderes de recursos humanos y empleadores que buscan anticiparse a futuros subsidios, bonos extraordinarios o programas de alivio estatal.
¿Qué es exactamente el bono 210 y cuál es su origen?
El bono 210 fue un apoyo económico extraordinario del Estado para trabajadores del sector privado y público en la etapa post pandemia. En sencillo, buscó cuidar el bolsillo y el poder adquisitivo de quienes estaban en planilla con ingresos bajos o medios, en medio de la inestabilidad y el aumento del costo de vida.
Nació para empujar la recuperación, promover la formalidad y respaldar a quienes se mantuvieron en nómina pese a la desaceleración. Aunque fue temporal, dejó huella como precedente de intervención directa a favor del trabajador formal.
En 2025 sigue sobre la mesa por tres motivos: aún hay casos en revisión, se usa como referencia normativa en trámites y auditorías laborales, y sirvió de modelo para futuros apoyos ligados al registro en planilla. Por eso, continúa siendo un tema clave para las áreas de recursos humanos.
Requisitos actualizados para acceder al bono 210 en 2025
Aunque el bono ya no se encuentra en fase de pago activo, sus requisitos siguen siendo objeto de consulta porque sirven como marco de referencia para entender quiénes califican a bonos laborales extraordinarios financiados por el Estado. Además, constituyen aprendizaje estratégico para empresas que buscan orden documental y cumplimiento. Conocerlos ayuda a las empresas a comprender qué documentación valida la elegibilidad y qué registros son determinantes. También permite identificar aspectos legales que pueden ser revisados en fiscalizaciones y reclamos aún vigentes en 2025.
Para trabajadores del sector privado:
- Estar correctamente registrado en planilla.
- Haber percibido remuneraciones dentro del rango fijado en la norma.
- Tener vínculo laboral activo durante el periodo evaluado.
- No haber recibido otros subsidios incompatibles.
Consideraciones para MYPE:
- Trabajadores formales también calificaron, siempre que la empresa cumpliera declaración y planilla electrónica.
- La fiscalización se centró en consistencia entre registros y pagos.
Para el sector público:
- Dependió del régimen laboral y disponibilidad presupuestal.
- El pago se canalizó a través de la entidad empleadora.
¿Tu empresa debe gestionarlo o lo hace el Estado?
La experiencia demostró que, si bien el pago lo ejecuta el Estado, la validación depende estrictamente del registro correcto realizado por la empresa.
Monto del bono 210 y forma de pago
El bono fue de S/ 210, monto único y no remunerativo. Se entregó por depósito en cuenta bancaria, sin necesidad de trámite presencial. La ejecución se realizó en fases y dependió de la validación de datos de planilla electrónica. Hoy sigue siendo un referente en trazabilidad y bancarización laboral. Entender su proceso ayuda a prevenir contingencias cuando existan nuevas medidas económicas similares.
Aspectos a tener en cuenta
- Si el trabajador no tenía cuenta activa, se le asignaba modalidad de pago específica.
- La acreditación dependía del cruce de datos entre RENIEC, planilla y entidades financieras.
- La verificación se realizaba en plataformas oficiales.
- Reclamos y consultas podían gestionarse ante el MTPE.
Implicaciones del bono 210 para las empresas y áreas de RR.HH.
Más allá del beneficio económico, el bono 210 se convirtió en una lección institucional sobre la importancia de la formalidad, documentación precisa y comunicación interna. Para las empresas, significó un recordatorio de que la gestión correcta de planilla no solo evita sanciones, sino que garantiza acceso a beneficios estatales para los colaboradores.
Implicaciones clave para RR.HH. en 2025
- Refuerza la necesidad de mantener planilla electrónica sin omisiones.
- Mejora la percepción del colaborador respecto a la empresa.
- Incrementa la importancia del acompañamiento interno en subsidios estatales.
- Prepara a la organización para futuras medidas gubernamentales.
Al demostrar que la empresa cumplía con registros oficiales, los colaboradores percibieron formalidad y respaldo institucional, fortaleciendo la confianza interna.
El bono 210 dejó una huella más profunda que la entrega de un subsidio. Se convirtió en un ejemplo claro del impacto real que puede tener la formalidad sobre el bienestar del trabajador. Para el Estado, fue un instrumento de apoyo directo; para las empresas, una prueba de responsabilidad administrativa y cumplimiento.
Hoy, en 2025, el bono sigue siendo punto de referencia porque impulsó mejores prácticas en nómina y visibilizó la importancia de la comunicación entre empleador y colaborador. Además, anticipa lo que puede suceder ante futuras medidas económicas: solo las empresas ordenadas y transparentes podrán otorgar beneficios sin fricción.
Mirar hacia atrás no es solo un ejercicio histórico; es una herramienta de gestión. Las organizaciones que aprendieron del bono 210 hoy están mejor preparadas para nuevas regulaciones o incentivos que puedan surgir. La confianza laboral no se construye únicamente con salarios, sino con cumplimiento, previsión y respeto al trabajador.